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33 Nos impusimos, además como norma, dar cada año la tercera parte de un siclo para el servicio del Templo de nuestro Dios, 34 con destino a los panes presentados, a la ofrenda y al holocausto perpetuos, a los sacrificios de los sábados, de los novilunios y de otras festividades; y también para otras ofrendas sagradas, para los sacrificios de expiación de todo el pueblo y para cualquier obra del Templo de nuestro Dios.

35 Los sacerdotes, los levitas y el pueblo echamos también a suertes para ver a qué familias correspondía traer cada año al Templo de nuestro Dios, por turno y en el tiempo determinado, la ofrenda de leña para quemarla sobre el altar del Señor, nuestro Dios, como está escrito en la ley.

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